Derechos básicos de
competencias:
Tema 4: El pensamiento de
la Ilustración: Características del librepensador
Guía formativa # 4 De los
libertinos barrocos a los pensadores radicales de las luces
PENSAMIENTO SISTÉMICO
LOS LIBERTINOS BARROCOS Y LOS ULTRAS DE LAS LUCES
AUTOR: MICHELL ONFRAY / CONTRAHISTORIA DE LA FILOSOFÍA
LOS LIBERTINOS BARROCOS.
El siglo XVIII es el Siglo de las Luces o de la Ilustración, el
siguiente es el de la Revolución Industrial, el XX todavía no ha sido bautizado
–podría ser el Siglo de los Fascismos...–, suponiendo que sea posible reducir
cada época a unos cuantos términos, a una expresión, incluso a una sola
palabra. Así, la oscura Edad Media condena este período a no ser otra cosa que
una época de brutalidades, crueldades, barbarie, en la que no merece la pena
detenerse... Así que Grand Siècle...
El término libertino existe, pero desde siempre ha servido prácticamente
para todo. En un primer momento desacredita y descalifica a un hombre o un
pensamiento: libertino es otra denominación del ateo, como se decía en la
época, el reformado, el heterodoxo, el hereje, el hombre libre, o cualquier
otro personaje que no creyera en el Dios de los cristianos con el fervor y la
abnegación mental que exigía la Iglesia católica, apostólica y romana. En el
siglo XVI, fecha de su aparición, la palabra sirvió a Calvino para atacar a los
probables partidarios de la corriente de los Hermanos y Hermanas del Espíritu
Libre. La etimología lo confirma, pues el libertino –el libertinus de los
romanos– define al emancipado.
El libertino no
niega la existencia de Dios. En cambio, este gran señor e individuo irreverente
evoluciona a través de todo un espectro que incluye deístas y fideístas,
pietistas y panteístas u otros creyentes, pero no ateos. Dios existe, sin duda,
pero, al modo epicúreo, vive su vida, apenas se ocupa de la existencia de los
hombres. Su ser no obliga a nada en la tierra, ni en moral, ni en política. De
ahí la necesidad de someter estas dos instancias al régimen de la razón pura.
El libertino está dispuesto a creer en Dios, pero no quiere que esta creencia
tenga demasiadas consecuencias para su razón, su inteligencia, sus costumbres,
ni para el uso que hace de sí mismo, de su tiempo, de su cuerpo, de su carne.
Un libertino
barroco lee a Montaigne; y lo lee con atención, con precisión, su magna obra Ensayos.
Además, el libertino barroco piensa a la vista del descubrimiento del Nuevo
Mundo 1492. Por otra parte, el libertino barroco reflexiona recordando las
guerras de religión. El libertino barroco recurre a un método escéptico.
crítico. El libertino barroco reivindica una libertad filosófica total. Así, el
libertino barroco crea una razón moderna. El libertino barroco rehabilita la
moral inmanente epicúrea. El libertino barroco trata el cuerpo como cómplice.
CARACTERÍSTAS DE LOS ULTRAS DE LAS LUCES
Desde Platón, y luego con el cristianismo, la luz se asocia al cielo de
las Ideas inteligibles o a Dios. Según la República, lo sensible proviene de
lo inteligible de la misma manera en que toda claridad terrenal proviene de un
fuego celeste incorruptible, eterno, inmortal, increado. La luz propone una
imagen, una alegoría, una metáfora de lo inexpresable. La luz, del fuego de la
alegoría de la caverna a la radiación divina, caracteriza la potencia del otro
mundo, la fuerza de la trascendencia, la verdad de un más allá de lo real. La
claridad ideal, la de Dios Padre, inunda el mundo hasta en sus detalles más
insignificantes. Pero ese paradigma desaparece con el Grand Siècle: en
filosofía, naturalmente, con Descartes; pero también en física, con el propio
Descartes, que se ocupa igualmente de óptica y de la refracción de la luz.
También Boyle, Huygens y Newton trabajan con interés en estas mismas
cuestiones.
El
ateísmo. Los ultras se expresan
con toda claridad: ¿la religión? Una superstición. ¿Dios? Una ficción. ¿El
cristianismo? Una fábula. El uso correcto de la razón permite deconstruir el
cristianismo y sus correlatos ideológicos: la falta, la culpabilidad, el odio
a las mujeres, el cuerpo, los deseos, los placeres y la carne, el desprecio por
este mundo, la exaltación del más allá y la pulsión de muerte. Advenimiento de
la inmanencia radical. El mundo no depende de una Providencia divina, sino de
una combinación de causas reductibles a procesos materiales.
El
materialismo. En el mundo real todo se
reduce a la mecánica de las partículas. La época inventa un materialismo
francés original y autónomo respecto de la física democritea o epicúrea. Hay
menos interés por Lucrecio y su De la naturaleza de las cosas que por la observación
científica del mundo. La Enciclopedia
enumera y detalla los saberes -química, geología, botánica, medicina,
cosmografía, mineralogía, zoología, hidrografía, óptica, etc.- pertenecientes
a la ciencia de la naturaleza, método que vuelve radicalmente la espalda a la
metafísica en una especie de anticipo del positivismo.
El hedonismo. Puesto que la ley no es obra de Dios, sino
que todo obedece a la naturaleza, tratemos de aprender de ella, mirémosla,
examinémosla y tomemos nota de qué nos dice para gobernarnos bien. Lo muestran
los animales y también los niños: el placer y el dolor son los movimientos
naturales conductores de nuestra acción. Por tanto, orientémonos por esa
brújula e intentemos querer lo que nos apetece: amemos el placer al que
tendemos y detestemos el sufrimiento del que nos alejamos naturalmente.
La
revolución. La revolución está
contenida ya en lo que antecede: la negación de Dios y el mundo inmanente, la
negación de las ideas puras a favor de un mundo material, la negación del ideal
ascético en beneficio de un mundo hedonista. He aquí materia suficiente para
revoluciones auténticas y sustanciales, revoluciones ontológicas, intelectuales,
ideológicas, filosóficas. Pero queda
otro mundo por revolucionar; el de la política, por un mundo justo.
1.
LOS FILÓSOFOS DE LAS
LUCES: BIOGRAFÍA MÍNIMA
VOLTAIRE
/ DIDEROT / CONDORCET / KANT / ROUSSEAU /
2.
PENSADORES DE LAS
LUCES RADICALES
JEAN
MESLIER / LA METTRIE / HELVECIO / HOLBACH / SADE
ESTRATEGIAS PARA APRENDER A PENSAR
DISEÑE MAPA MENTAL LOS LIBERTINOS Y LOS ULTRAS DE
LAS LUCES