EL MITO DE SÍSIFO
RODIÓN RAMANOVICH RASKÓLNIKOV
HEREJÍA I
CUERPO Y APRENDIZAJE
Sólo aprende quien abandona su condición de estudiante, quien ha dejado de lado su naturaleza de adaptado, quien se ha despojado de la mentalidad de alumno sistema, quien, en definitiva, asume el riesgo de la infidelidad. El verdadero aprendizaje significa la rotunda apuesta por la transgresión, la duda y la exigencia de pensar por sí mismo…
HEREJÍA II
CUERPO Y EDUCACIÓN
¿Puede la educación libertar al individuo sin que convoque la emergencia del cuerpo? ¿Por qué el cuerpo pareciera estar ausente cuando se habla de educación? ¿Por qué el cuerpo no puede ser ese espacio donde converja la libertad y la autonomía?
Cuando el estudiante ingresa al salón de clases es como si dejara en la puerta su cuerpo, como si arrumara todas las tensiones y emociones, deseos y goces, y sólo penetrara un ser vacío y sin estremecimientos. En cambio, cuando sale del claustro se inviste recuperando de nuevo lo que realmente es. Nos han enseñado a desposeernos del cuerpo vital para reemplazarlo por un cuerpo obediente que asienta todas las normas, un cuerpo disciplinado para poder amaestrarlo, un cuerpo reprimido para violentarlo.
HEREJÍA III
EL ACTO DE EDUCAR
La labor del maestro es extraer al sujeto educable de la posición de adoctrinamiento y llevarlo al horizonte de la interrogación y de amplitud de miras. Para ello es pertinente el debate como centro del encuentro, poner a dudar, cuestionar, escrutar, criticar las formas de pensar adocenadas en una posición acrítica, fanática o supersticiosa.
El acto de educar es un acto de provocación para hacer salir al sujeto educable de la seguridad, que sea capaz de examinar todas las variantes del pensamiento, que una sola verdad verdad no cabe dentro proceso educativo, que aprendo del otro que tiene otro universo distinto al mío, significa comparar opciones para que concluya y modifique lo pensado.
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